martes, 24 de julio de 2018

LA LEYENDA DE INGUZ


Cuenta la leyenda que en el antiguo camino de Roth, los sueños de cuantos se lanzaban al lago se hacían realidad de forma mágica y misteriosa. 

En su lecho marino había semillas de todo cuanto quería el hombre que brotara en la superficie de la tierra, en sus corazones llameantes, sus anhelos más divinos. Tras depositar sus deseos en tiernas perlas de cristal, estos se filtraban en la capa de la tierra y se gestaban a paso lento, en el contacto perpetuo con los rayos de sol y la protección del silencio y la quietud del agua.


De la unión de la femenina tierra y el fuego del sol las burbujas de vida empezaban a brotar y surgir hacia la superficie convirtiéndose en arcoíris encima del lago sagrado de la vida. 
Femenino y masculino despertaban entonces de la profundidad de las cuevas; el rugido de dragones se hacía de nuevo audible en la comarca. 



Del norte surgía el dragón blanco, fuente de hielo, quietud, majestuosidad y templanza, con el sigilo de las tardes nevadas en la cumbre, su calma interna resultaba vital para los primeros pasos del florecimiento del sueño humano. De la cueva de los confines del sur, el dragón rojo serpenteaba volando los campos. Su pasión y su brillantez tornaban toda la tierra un espectáculo de color y vida. 
Con su aliento cálido y acogedor prendía el fuego secreto de los filósofos, daba fuerza y empuje a toda potencia contenida en esas preciosas cápsulas de futuros posibles. 


Tras su despertar, ambos dragones se unían en una danza armónica por el cielo, formando entre sus cuerpos un acogedor centro donde se dibujaba todo cuanto había pasado por la mente de la persona poseedora de la semilla a germinar. 
Giraban, rozándose con el amor de quien sabe crear nueva vida. Así, de su eterna canción de amor, florecían nuevos inicios, se tornaban visibles caminos no descubiertos antes. 

Inguz es mi nombre y represento la alianza de los dragones en el centro del omphilus, el ombligo del mundo, el vacío de la primera creación, conmigo la alquimia se inicia, siempre partiendo del propio hombre, solo muestro lo que hay en tu interior y ayudo a hacerlo posible. Sois seres completos en permanente búsqueda de la comprensión esencial por parte de otro ser; mas yo, os recuerdo que debéis confiar en que en vuestro interior ya conocéis las respuestas, los ojos de quien os hace sentir seguros y completos aun sin estar siempre presente. Yo soy el nacimiento, y para nacer de nuevo hay que fluir como las aguas del río, siempre dispuestas a cambiar de forma, a transfigurarse en nuevas perlas bajo el lago.

FUENTE: CIRITH NAÜR

miércoles, 2 de mayo de 2018

HATHOR



Hathor es una de las diosas más famosas del Antiguo Egipto. Era conocida como “La Grande de Muchos Nombres” y sus títulos y atributos son tan numerosos que formaba parte de todos los aspectos de la vida y la muerte de los egipcios de la antigüedad.
Originalmente era una personificación de la Vía Láctea, que se creía que era la leche que fluía de las ubres de una vaca celestial. Conforme pasó el tiempo, absorbió los atributos de muchas otras diosas y también se le asoció más cercanamente con Isis, deidad que, en cierto, sentido usurpó su lugar como la diosa más notoria y poderosa, aunque Hathor nunca perdió su popularidad a lo largo de la historia de Egipto.
Había más festivales dedicados a Hathor que a ningún otro dios o diosa del Antiguo Egipto. Y su culto no se confinaba a Egipto y Nubia, sino que también era adorada en la parte occidental semítica de Asia, Etiopía, Somalia, Libia y en especial en la ciudad de Biblos.
Era una diosa celestial, conocida como la “Dama de las Estrellas” o la “Soberana de las Estrellas”, ya que se le vinculaba a la estrella Sirius, también conocida como Alfa Canis Maioris (α CMa), la estrella más brillante de todo el cielo nocturno vista desde la Tierra.
Como “madre de las madres” era la diosa de las mujeres, la fertilidad, los niños y el parto. Su poder abarcaba todo lo que tenía que ver con las mujeres, desde los problemas para concebir o en el parto, hasta la salud, la belleza y las cuestiones del corazón. Sin embargo, no era adorada exclusivamente por las mujeres, y a diferencia de otros dioses y diosas, tenía tanto sacerdotes como sacerdotisas.
También era la diosa de la belleza y patrona del arte cosmético. Su ofrenda votiva tradicional eran dos espejos, por lo que con frecuencia se le representaba en espejos y paletas de cosméticos. Sin embargo, no se consideraba que fuera vana o superficial, sino simplemente segura de su belleza y bondad, por lo que amaba lo bello y lo bueno.
Asimismo, Hathor era conocida como “la amante de la vida” y era considerada la encarnación de la dicha, el amor, el romance, el perfume, la danza, la música y el alcohol. Se le relacionaba en especial con la fragancia del incienso de mirra, que era considerado precioso por representar las cualidades más exquisitas del sexo femenino.
Era la patrona de la danza y se le asociaba con la percusión, particularmente con el sistro, un instrumento en forma de herradura que contiene pequeños platillos metálicos ensartados en varillas. El sistro, hecho de hierro, suena y se toca como una especie de maraca metálica.
Se cree que el sistro, que aparece en varias pinturas del antiguo Egipto, era también un fetiche de la fertilidad. Este instrumento era muy utilizado en las fiestas religiosas, especialmente en el culto de la diosa Hathor. Aún se conservan ejemplos de este instrumento en el Museo Arqueológico Nacional de España, el Museo Británico y el Museo de Louvre.
Hathor era asociada con la turquesa, la malaquita, el oro y el cobre, por lo que era la patrona de los mineros y la diosa de la Península del Sinaí, en donde se encuentran ubicadas famosas minas. Los egipcios usaban como cosmético sombras hechas de malaquita molida, que tenía una función protectora atribuida a Hathor contra las enfermedades de ojos.
Quizá esa sea la razón por la que también se le asociaba con el collar de cuentas Menit, un objeto ceremonial que algunos dicen que pudo haber servido también como un instrumento de percusión. (Personalmente no lo creo, a mí me parece más bien un accesorio, y la parte de metal de atrás podría simplemente haber sido un contrapeso para que el collar, que seguramente era pesado por las piedras, no pendiera directamente del cuello).
Muchos de los sacerdotes y las sacerdotisas de Hathor eran artesan@s, músicos y bailarin@s que contribuían a la calidad de vida de los egipcios y la adoraban expresando su naturaleza artística.
Hathor era la encarnación de la danza y la sexualidad y se le daba el epíteto de la “Mano de Dios” (refiriéndose al acto de la masturbación) y la “Señora de la Vulva”.
Uno de los mitos cuenta que una vez Ra estaba tan desanimado que se negaba a hablar. Hathor, que nunca sufrió de depresión o duda, bailó frente a él exponiendo sus partes privadas, lo que hizo que volviera a reírse y recuperara el buen humor. El mito se asemeja mucho a la historia de la mitología griega de Baubo, la pequeña diosa del vientre.
Como la “dama de occidente” y la “dama del sicomoro del sur”, protegía y asistía a los muertos en su viaje final. Algunas veces se le representaba entregando agua a los muertos desde un árbol de sicomoro. Debido a su papel en asistir a los muertos, con frecuencia aparece en los sarcófagos junto con Nut.
Ocasionalmente tomaba la forma de las “siete Hathors”, asociadas con la suerte y la adivinación. Se creía que las “siete Hathors” conocían la duración de la vida de todos los niños desde su nacimiento y cuestionaban a las almas de los muertos en su viaje al más allá.
Sus sacerdotes y sacerdotisas podían leer la suerte de un recién nacido y actuar como oráculos para explicar los sueños de las personas. Las siete Hathors eran adoradas en siete ciudades: Waset (Tebas), Iunu (On, Heliopolis), Afroditopolis, Sinai, Momemfis, Herakleopolis y Keset, que podrían haber sido vinculadas a las constelaciones de las Pléyades.
También era la diosa de la destrucción en su papel del Ojo de Ra, defensora del dios sol.
De acuerdo con la leyenda, la gente empezó a criticar a Ra cuando fue faraón, por lo que decidió enviar a su “ojo” en forma de Sekhmet, quien empezó a asesinar gente a destajo. Cuando Ra cedió y le pidió parar, ella se negó, porque estaba sedienta de sangre. La única forma de detener la matanza fue pintar cerveza de rojo, para que pareciera sangre, y regar la mezcla sobre los campos de la matanza. Cuando tomó la cerveza, se emborrachó y le dio sueño, por lo que durmió tres días. Cuando despertó, con resaca, ya no tenía sed de sangre, y la humanidad se salvó.
Ra la nombró Hathor, y se convirtió en diosa del amor y la felicidad. Como resultado, los soldados también rezaban a Hathor/Sekhmet para que les diera su fuerza y concentración en la batalla.
Como la “amante del cielo” era asociada con Nut y Mut. Y como la “madre celestial” amamantaba al faraón disfrazada de vaca o como hoja del árbol de sicomoro, por la sustancia lechosa que exuda.
Es por ello que la manifestación más famosa de Hathor es como vaca, e incluso cuando aparece como mujer, tiene o las orejas de la vaca o un par de elegantes cuernos. Cuando se le muestra completamente como vaca, siempre tiene los ojos maquillados. Con frecuencia se le representaba en rojo, aunque su color sagrado es el turquesa.
La diosa Isis tomó muchas de sus funciones y adoptó su iconografía a tal grado que usualmente es difícil diferenciar cuál de las dos diosas está representada. Sin embargo, existen diferencias entre ambas.
Isis era una deidad que sufrió la muerte de su marido y tuvo que luchar por proteger a su hijo, así que entendía los problemas de la gente, por lo que podía relacionarse con ella. Hathor, por su parte, era la encarnación del poder, el éxito y la resolución. Mientras que Isis era misericordiosa, Hathor era muy decidida al perseguir sus metas.
El cumpleaños de Hathor era celebrado el día que Sirius ascendía por primera vez al cielo, presagiando la próxima inundación. Durante la Dinastía Ptoloméica, que gobernó Egipto durante el período Helenístico desde la muerte de Alejandro hasta el año 30 a. C, Hathor fue conocida como la diosa de Hethara, el tercer mes del calendario egipcio.

Hathor es la diosa del cielo, el amor, la alegría, la música y la danza. Diosa protectora de la maternidad y de los niños.
Su nombre significa " Morada de Horas " pues es en origen una entidad celeste que recorre el sol. Bajo la forma de una vaca acoge a los difuntos y les protege. 
Esta diosa se ve representada principalmente como una mujer con orejas o cabeza de vaca, cuernos liriformes y disco solar. 

También puede representarse con cabeza y cuerpo de vaca. Aunque puede manifestarse con otras apariencias.
En algunas ocasiones se identifica con otras diosas como Sejmet y Tefnut bajo el aspecto de leona, y con Bastet e Isis, con las que casi se confunde, con las que comparte funciones y leyendas.
Los textos religiosos nos muestran el lado apacible de Hathor personificado en la diosa gata Bastet. Pero cuando se enfadaba se convertía en una leona (Sejmet o Tefnut) pudiendo llegar a ser muy destructiva.

 Además un capítulo del Libro de los Muertos declara que aquellos que se dirijan a la diosa de la forma correcta podrán ser transportados por esta sobre su lomo. En los mitos se refieren a ella tanto como madre e hija de Ra; así pues, como madre ella da a luz al sol a través de la humedad de la niebla (confusión), y como hija, es su Ojo solar (Sejmet), el intenso calor del sol que puede matar.


FUENTES: https://unmundodeluz.wordpress.com/2012/09/01/hathor/
http://fuensantasantos.blogspot.com.es/2012/08/hathordiosa-del-amor-y-de-la-alegria.html